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Seguimos siendo humanos en esta era de la IA

En el artículo anterior hablé acerca de los desafíos que están enfrentando las compañías al momento de integrar la IA a la operación.  Han pasado unas cuantas semanas desde ese momento, y se suman otras reflexiones alrededor del tema que quiero compartir.


La IA es el tema de moda, pero no implica que todo el mundo la entienda


El hecho que usted y yo sepamos de qué estamos hablando; no quiere decir que el resto del mundo lo sepa. Le cuento que en su entorno más cercano hay personas y profesionales que cuentan con todas las herramientas necesarias para informarse, para investigar y para

pre-o-cuparse, que no tienen ni idea qué es la IA. Si acaso, se refieren a esta como un chat gpt que sirve como google para preguntarle cosas. (incluso a veces se inventan las siglas GPT)


El valor que le dan las personas a las cosas fue, es y será sesgado


Los que saben algo acerca de la IA, quieren implementarla, pero muchos no saben cómo. Hablan con compañías que lo tienen mucho más claro, que están ofreciendo soluciones probadas, estudiadas, calificadas y principalmente con sentido, y se emocionan imaginando la infinidad de posibilidades que tienen para hacer de sus negocios más eficientes y “modernos”. Como todo, para pensar en comerse el mundo, las palabras bastan, pero cuando es cuestión de hacerlo ya no es tan fácil. Este público cree que como todo el mundo está hablando de IA, es facilísimo, y los desarrollos y servicios no cuestan. Resumen crudo, su disposición es a pagar una miseria cuando de números se trata. Eso sí, los productos y servicios que ellos venden si cuestan porque tienen mucho trabajo detrás. Que ironía, ¿no?.


Quiénes se están re-inventando, están dándolo todo


Miedo, mucho miedo de lo que viene con la IA, acerca del futuro, de nuestros trabajos, de nuestras vidas, de nuestras relaciones y de nuestras emociones entre muchos otros temas, son fantasmas que nos persiguen todos los días. Están ahí, y creo, somos capaces de mirar a los ojos a unos cuantos. 


Hay un mindset hambriento por aprender y por entender todo esto por parte de muchos. 

Quiénes tenían grandes cargos en monstruosas compañías de un momento al otro ya no los tienen.  Otros, reconocidos en muchas disciplinas por ser los mejores, y por levitar por los pasillos de cara a la opinión de otros, hoy, ya no son nadie. Y digo nadie a nivel profesional. Porque nos acostumbramos a definirnos por un cargo, no por lo que sabemos y mucho menos por lo que somos. 


De ahí, el afán ahora por construir la marca personal. El hambre por salir a mostrarse porque sino van a desdibujarse. Y es en ese afán, cuando los que parecían lejanos, los que estaban en una especie de estratosfera, están dispuestos a crear sinergias, a aprender, a unirse con otros bajo la misma humildad de aprender, entender y construir todas las oportunidades que trae esta demencia de la IA. ¡Bravo por eso!

Cuide lo que quiere: en la era de la IA, no será la última vez que la tecnología acerque y separe al mismo tiempo.


Jamás había pensado tanto en los humanos como en este momento de la vida. Es aterrador ver todo lo que está pasando. Pero la realidad es que esto ha pasado siempre, y me lo recordó una persona en éstos días que se preguntó ¿y ahora quién me va a mandar flores? cuando llegaron los emojis. Porque en ese momento lo único que podía pensarse era que un emoticón, era capaz de expresar cualquier emoción o intención. Y creo que no fue así, la humanidad prevalece sobre todos los inventos.


Cierre optimista

La IA nos acerca, nos ayuda a tener más información, a ser más eficientes, a enfocarnos más en pensar y no en hacer tareas repetitivas. Es ahí donde está la clave para sensibilizar a otros, para abrazar esta era como algo que va a potenciar nuestra humanidad.


Es cierto, que hoy los jóvenes de 20 años prefieren tener relaciones virtuales y que incluso no les interesa el sexo y por eso sufren de disfunción eréctil, porque todo lo hacen a través de las pantallas.

Pero también es cierto que la esencia humana es única, que las historias de vida, nuestras anécdotas, nuestras memorias y nuestras emociones están en cada uno. 


Atesore todo eso, porque eso una IA no se lo va a poder quitar. La piel, la emoción de un beso, de un abrazo, las mariposas en el estómago, el sudor en las manos, todo eso, es solo suyo.


Un cierre crudo y optimista


Ponga límites a la IA, respete su vida, respete su ser y por encima de todo a los demás. Como profesional, instrúyase, aprenda de otros, nútrase de información verificada, relevante, y rodéese de todas esas personas que están dejando su vida por entender esta ola de la IA, por abrazarla, por ponerla a disposición de la humanidad de una manera responsable. 


Le dedicamos horas de trabajo y de investigación para que sus compañías sean mejor cada día, hay mucho por conversar y puedo decir que desde Navigamo, esa es nuestra misión. Entender lo que pasa en el mundo, lo que pasa con la tecnología, pero jamás olvidando al ser humano.




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